Una biometría hemática, también conocida como conteo hemático completo (CHC), es un estudio de laboratorio que se utiliza para evaluar el estado general de la sangre y, por ende, ofrecer información importante sobre la salud del paciente. Es uno de los análisis más comunes y útiles en medicina general y en especialidades como hematología.
La biometría hemática analiza tres líneas celulares principales de la sangre:
Serie roja (eritrocitos):
Eritrocitos (glóbulos rojos): transportan oxígeno.
Hemoglobina (Hb): proteína que transporta el oxígeno; su valor indica si hay anemia.
Hematocrito (Hto): porcentaje de sangre compuesta por glóbulos rojos.
VCM, HCM, CHCM: índices que ayudan a clasificar tipos de anemia.
Serie blanca (leucocitos):
Leucocitos totales (glóbulos blancos): indican respuesta inmune o presencia de infecciones.
Fórmula leucocitaria: muestra la proporción de los distintos tipos de glóbulos blancos (neutrófilos, linfocitos, monocitos, eosinófilos, basófilos).
Serie plaquetaria:
Plaquetas: esenciales para la coagulación. Niveles bajos pueden causar sangrados, y niveles altos pueden aumentar el riesgo de trombosis.
El médico puede pedir una biometría hemática por muchas razones, entre ellas:
Evaluar síntomas como fatiga, fiebre, infecciones frecuentes, sangrados, palidez o moretones.
Detectar anemias, infecciones, leucemias, trastornos de la coagulación o inflamaciones.
Monitorear enfermedades crónicas o tratamientos (como quimioterapia).
Evaluación preoperatoria de rutina.
Control durante el embarazo.